
Habiendo transcurrido la noche, la comitiva del Inca reanudo su marcha, y un conjunto de personas notable de otro caserío presento al Inca el tributo de una niña dotada de singular hermosura, a pesar de lo cual, su fisonomía se mostraba permanentemente sombría, como la expresión del sufrimiento en que se debatía su alma. El Inca, en vista de una singular pero, al mismo tiempo, tan entristecida belleza, bautizo al caserío y a la niña con el nombre de " Upallalla" que quiere decir "la callada" o "la melancólica".
La marcha prosiguió hacia Pekoy - Tambo hasta la margen derecha del rio Ankoyaku, o sea el Mantaro, por uno de los caminos mejores y mas conocidos, que unía Cuzco con Quito. Continuaron, rio arriba, hasta el lugar denominado Larmentay, donde actualmente se encuentra Izcuchaca. Los víveres se llevaban en llamas; los indios cargaban el trono real y las literas de las Pallas y Ñustas. Añankusi seguia al Inca muy contenta; no así Upallalla, cuya trastesa iba em aumento. ¿Cuál era el origen de tan grande dolor? He aquí la respuesta : amaba aun pequeño mozo llamado Panti, el que había dedicado su vida a tan bella mujer. Los caciques de la región habían obligado a Upallalla a obedecer sus ordenes, conduciéndola a presencia del Inca para entregarla como tributo; y Panti, a fin de estar siempre cerca de su amada, se había alistado en el cortejo de Pachacutec. Fue así como logro entrevistarse con ella y ambos se pusieron de acuerdo para huir aprovechando de la primera ocasión favorable.
El Inca decido acampar en Larmentay. El largo viaje y las numerosas preocupaciones motivadas por sus conquistas, terminaron por fatigarlos. Es por eso que, durante las noches, se quedaba profundamente dormido. Los guardias nocturnos encargados de velar su sueño, se relevan cada dos horas y cierta noche le toco a Panti el relevo, junto con otro miembro de la guardia real. Panto había preparado en un "poro" (vasijas semejantes al mate) una chicha de muy agrado sabor que un brujo había mezclado con un narcótico eficaz. La invito a su compañero y este se apresuro a tomarla, quedándose a poco, O profundamente dormido. Convencido Panti de que no despertaría en muchas horas mas, dio la señal convenida a Upallalla la que nerviosa y contenta, salió a su encuentro, emprendiendo de inmediato la fuga hacia la región de los Wankas.