El Hermano Rico Que Se Convirtió En Venado

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En tiempos muy lejanos en un pueblo de dos hermano. El mayor era bastante rico y el menor demasiado pobre. El mayor tenia muchas tierras y ganado en abundancia pero era muy avaro, egoísta y ambicioso. El menor en cambio no tenia nada. Las tierras que había recibido en herencia se las había quitado su hermano. El y su familia conseguían subsistir comiendo solamente hojas de quinua silvestre, pero a pesar de todo tenia un corazón noble.

Llegaron tiempos de escasez y el hermano pobre no consiguió mas hojas de quinua y decidió ir a rumbo a cerros lejanos en busca de animales silvestres para alimentar a su familia, pero no tuvo la suerte de hallar ningún animal para cazar y agotado se sentó con su tristeza.

Así estaba cuando se acerco un anciano de largas barbas y aspecto muy pobre y humilde que le pregunto: -¿Que cosa estas haciendo por estas tierras, tan triste y con ese aire tan cansado?

-!Ay mi padre generoso! Si tu supieras de mi vida. La alimentación de mi mujer y mis hijos consistía en hojas de quinua las que ya no hay por la escasez que sufrimos. Vengo de muy lejos a estos cerros a buscar animales que puedan cazar y no he podido encontrar nada.

El anciano barbudo replico:

-Así que no tienes comida, ¿por que entonces no trabajas la chacra?

-Sabes, señor mío, mi hermano mayor me ha quitado la chacra dejándome en la miseria, se sincero el hombre contándole su vida. Cuando hubo terminado con su historia, el anciano se compadeció y le dijo:

- No caces animales silvestres que son míos y no debes matarlos y sacando unos granos de distintas clase de maíz de su bolsillo, continuo diciéndole:

-Este maíz lo echaras en todo el corral y este otro no lo miraras hasta que llegues a tu casa. Ahora vuelve a donde vives y ya no tendrás que cazar nunca mas.

El anciano al despedirlo le aconsejo;

-Tu no debes de hacer llorara a tus semejantes como a hecho tu hermano. No tengas envidia, ni nunca egoísta.

El pobre, agradecido, obedeció en todo al anciano marchándose sin mirar atrás. Mientras iba andando, el atado le iba pesando mas y mas; pero el, obedeció, no lo abrió como le había advertido el viejo.

Apenas podía cargar su atadito cuando por fin llego a su casa. Cuan grande fue la sorpresa al desatarlo; el maíz se había convertido en oro y plata. Luego  saco el otro poco de maíz de su bolsillo y lo hecho al corral vació. Al día siguiente, el corral apareció lleno de llamas, ovejas y alpacas.

Pasado un tiempo, el hermano rico se entero de la buena fortuna de su hermano menor que ahora era mas rico en tierras y ganado que el y se decía;"¿Pero de donde habrá sacado tanto oro y tanta plata para comprar tierras? ¿De donde salieron tantos ganados? Seguro que los ha robado".

Pensando de esta manera por pura envidia, se dirigió a la casa de su hermano y lo empezó a golpear y acusar de ladrón. El pobre, al encontrarse en este trance, gritaba y juraba que no lo era, y como lo acogotaba hasta casi matarlo le dijo:

-Allá en las montañas, donde hay animales silvestres para cazar, un anciano barbudos me dios unas semillas, de las que ha brotado todo cuanto ahora tengo.

De inmediato el hermano rico sintió mas ambición que nunca y obligo a su hermano a que le relatara la historia con todos los detalles. En cuanto hubo tomado nota de como había surgido tan milagrosa fortuna, partió sin despedirse, en busca de mayor riqueza.

Fingiendo, se puso primero a buscar animales salvajes que cazar, luego, simulando cansancio se sentó al borde de un sendero y entonces se le apareció un anciano de barbas blancas que al acercársele le hablo así:

-¿Por que estas con ese animo tan triste? El hermano rico entonces contesto, de acuerdo con lo narrado por el menor.

-He venido en busca de animales de caza, mi familia y yo no tenemos que comer por la sequía y escasez. No tengo tierras para cultivar. Mis hermanos me odian sin motivo alguno y las tierra que tuve ellos me la quitaron. Lo único que hemos estado comiendo son las hojas de la quinua silvestres.

Mientras oía callado el relato del hombre rico. el anciano pensaba para si:"¡Mentiroso!, !ambicioso¡ Tu has venido  para que yo crea en tus  embustes y acreciente  tu mal habida fortuna. Ahora aprenderás tu para ejemplo de los que sean iguales a ti que no tiene corazón sincero".

Aparentando gran compasión al anciano le entrego como regalo varias flores y le indico que las pusiera dentro de su chullo advirtiéndole:

-No vayas a quitarte el chullo por ningún motivo antes de que llegues a tu casa y ahora que nos separamos no vayas a mirar par atrás en el camino.

Simulando agradecimiento, el hermano mayor se despidió del anciano de la blanca barba. Muy ufano por haber engañado al viejo, se frotaba las manos de gusto por haber conseguido ensanchado su hacienda. Al menos así lo creía.

En el camino notaba que su atado no aumentaba de peso como le había sucedido al mas joven, mas bien sentía que la cabeza le pesaba mas y mas, pero obedeciendo al anciano no reviso el chullo.

Cuando ya estaba llegando a su casa, en la cabeza le salieron cuernos y las piernas y brazos se le transformaron en patas. Lejos de convertirse aquellos pétalos en oro, plata y ganado, el mismo se había convertido por encanto en un venado salvaje. Cuando llego a su casa, su mujer y sus hijos no pudieron reconocerlo y lo ahuyentaron lanzándole piedras con sus hondas.

En el pueblo alguno notaron que este venado llevaba el chullo del hermano rico y dijeron:

-Una desgracia ha caído sobre este hombre avaro y envidioso, que por su codicia esta ahora andando con tremendos cuernos.

El Hermano Rico Que Se Convirtió En Venado


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