En casi todas las sociedades y culturas, las mujeres fueron consideradas inferiores a los hombres. Con la llegada de la Revolución industrial (siglo XVIII) fueron obligadas a trabajar en fábricas y su salario, mucho menor que el de los hombres, era controlado por sus maridos. El 8 de marzo de 1857, cientos de obreros estadounidenses fueron brutalmente reprimidas tras pedir mejores condiciones de trabajo. Luego de un siglo de injusticias y movimientos reivindicatorios, los gobiernos establecieron leyes que reconocían sus derechos: derecho a la educación, al sufragio, a remuneraciones justase igualitarias, al trabajo, a firmar contratos legales, etc.