Antes de que el Sol fuera dueño de las esferas, señor de los espacios y amo de los cielos era un simple mortal, casado con su hermana Luna, ser humano como el.

La Luna aun cuando era un ser femenino, no disponía de los lujos ni de las necesidades de la moda o de la apariencia y por lo mismo no conocía los espejos, los collares, las pulseras, los afeites o las pinturas, y el matrimonio vivia feliz y dichoso. Pero una mañana en que la Luna se bañaba en la laguna, que en lo mas alto de aquel cerro existia, un bejuco de color verde pálido le rodeo el cuello y las hojas azules, rojas y violetas de la misha de los siete colores le cubrieron la cara. Tranquilamente la superficie de las aguas, la Luna, se miro a si misma, convirtiendo a aquella laguna en el primer espejo de la humanidad, se vio bella, adornada con el primer collar y las primeras pinturas de la mujer y enamorándose de sui misma se negó a abandonar la laguna, a pesar de los requerimientos del Sol, su esposo.
Ante las constantes negativas de la consorte, el marido, poniendo en practica sus artes mágicas procedió al encantamiento del cerro y de sus contornes e hizo que sus aguas tranquilas se volvieran bravas, para que no reflejaran mas ninguna faz en su superficie y para que rompiéndose el encantamiento, su esposa, volviera a su poder, hizo que el bejuco se convirtiera en serpiente de plata, a la cual dio así el encargo de velar y cuidar las aguas de la laguna, hizo que la plata que adorno los labios y las mejillas de la Luna fuera desde entonces la yerba de los magos o de los brujos y y que tuviera los sietes colores, puesto que se los había dado a la Luna y por ultimo, grito estrepitosamente, para que los demás seres no turbaran el reposo de su hogar y para que otros dioses no pretendieran arrebatarle sus encantos.
Desde entonces las aguas de aquella laguna se volvieron bravas en sus orillas y rodeándola nació y creo la misha de los siete colores, como una prueba palpable de que ese lugar pertenecía a la familia del Sol, fue creada la serpiente de plata, para que visitara su hogar, y por ultimo, hizo que sus gritos se convirtieron en vientos rápidos y aires vertiginosos, probando así que la voz del amo de los Cielos se extendió y se huye por todos los ámbitos de la Tierra.
Inaccesible es el cerro, porque la voz espanta, el que mira las aguas se convertirá en bejuco, al que toque la misma se volverá una planta y quien vea a la serpiente de plata morirá espantado.