-Por tu culpa mis hijos vivirán sufriendo. Sin anda sin pensar en Dios y tu los muerdes en su pie, con ese dolor aguantable, mis hijos necesariamente se acordaran de Dios..

Después vinieron la Avispa, la isula y otros animales dañinos sucedió lo mismo
.
También vino el Caballo, quiso comer las hojas del tambo y lamer el agua del Niño. También fue convertido en un animal que no se come:
-Tu eres un supay. ¡Te harás Caballo!- dijo la mama.
Vino una Sachavaca, también de parte de los supays, con su respiración, seco el pañal del niño. La mama del Dios levanto la mano derecha y la bendijo par que sea un animal comestible.
-Mis hijos podrán comerte- decreto- Y la Sachavaca quedo una cosa buena para nosotros. Por eso los runas la comemos.
Esos supays venían para hacerse gente, pero se transformaron en otra cosa. Ese Diosito, con solo su pensamiento convertía las cosas, bendiciendo... conjurando.