
A este illa es imposible verlo vivo. Nadie lo encuentra. O se convierte en piedra o desaparece. Estas piedras toman la forma de terneritos y los pastores las recogen y tienen en mucha estima. Las vacas las lamen y relamen y así tienen lindas crías y hasta los toros bravos se amansan junto a ellas. Por todo esto desde tiempos lejanos las entierran en los potreros con una soguilla al cuellos para que sepan que no debe escaparse a otro sitio, las conservan con cuidado y engríen con biscochos, con miel y con chancaca.