El Duende del Higo

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Una noche en que su tío con su mujer y sus hijos se dirigían de la ciudad de Cajamarca a su casa, ubicada en el pasaje de Bellavista, al pasar por el callejón del antiguo Colegio San Ramon, en donde existía varias plantas de higo, observaron con gran sorpresa que de una de estas plantas descendía un muchacho de talla baja, blanco, sonrosado y de pelos rubios, que colocándose en medio camino les intercepto el paso, dejándolos paralizados por el miedo.

La mujer del tío, comprendiendo de que tenían ante  si al duende, aconsejo a su marido para que pellizcara la oreja de su hijito, como en efecto hizo. Entonces al escuchar el llanto el duende desapareció instantáneamente ellos pudieron seguir su camino.

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