El Rey Duende

En cierta ocasión tres hermanos piros fueron al bosque en busca de maderaje, para la construcción de sus casas. Al encontrar en el oyeron ruidos de tambores y acordes de flauta, los cuales no dejaron de sorprenderles, pues no conocían que en aquel lugar hubiese habitantes. Iban caminando hacia el lugar de la música, cuando ven un rato, un zorro y un añoje, que de pie tocaban tambor y tenían la quena, a la vez que movían su cuerpo al son de la música. Mayor fue su admiración al presenciar aquellos músicos y orquestas.

Pero los animales no querían dejar a los muchachos seguir su camino, querían que regresaran a sus casas. Mas ellos, sin miedo, cogieron unos palos y les dieron muerte.

Prosiguieron al camino. Una sombra y unos ruidos descompasados los acompañan. Los mismos arboles crujen al pasar ellos y despiden un látex mal oliento que salpica a sus carnes y ropa. Creen ya ciertamente que el duende o tunchi los persigue o tal vez el alma de los animales que acababan de matar. Sin embargo siguen adelante sin miedo, pues habían salidos triunfantes de la primera acometida de los tunchis y pretendían que también esta vez les ganarían.

En la bajada a una quebrada les sale un hombre alto y corpulento, desnudo totalmente y pintado de huito. Este les da la señas de detención. Mas los piros pretenden pasar sobre  sus ordenes e intentan seguir el camino. Pero quieren mover los pies y notan que esta como muertos e inmóviles, quieren coger palos del suelo, mas no pueden doblegarse, intentaron abofetear al hombre, pero sus brazos se detiene antes se legar a su cara. Ya no saben que hacer. Aquel era el duende verdadero, era el rey de los duendes.

El rey de los duende hablo y dijo: "Porque habéis matado a mis vasallos u porque os habéis enfrentado contra mi, aunque contra mi nada podréis, mandare la viruela loca a vuestros caseríos y pereceréis todos. Efectivamente, lego la peste se la viruela y diezmo los caseríos de los piros