La siguiente es la historia que cuentan de un joven huérfano que vivía con su abuela. Todos los días el muchacho, que era pastor, llevaba a alimentar a sus llamas al cerro. Un día , cuando se encontraba en pleno labor, se le acerco para conversar una bella jovencita. Esta era pequeña de estatura, un poco rellenita, sus ojos eran muy redondos y derrochaba simpatía. Vestía una ´pollera gris y su manta también era del mismo color. La verdad era que esta joven no era una mujer sino mas bien una perdiz que se había convertido en una hermosa muchacha porque deseaba al joven como marido.
Todos los días empezó a venir la muchacha. Retozando, riendo y conversando, poco a poco, los jóvenes se enamoraron. Llego el momento en que el muchacho propuso a la joven que fuera a vivir con el, lo que su amada acepto. Llegando a la casa, y sin que la abuela viera nada, introdujo a la joven en su cuarto y empezaron a vivir juntos prometiéndose contraer matrimonio pasado un tiempo.
Una mañana, cuando la abuela fue a limpiar la habitación de su nieto, mientras el estaba pastando a los animales, se sorprendió al ver a la perdiz y a la vez se puso muy contenta diciendo: -¡Oh, que rico!, mi nieto trajo una ´perdiz. Seguramente es para que la cocinemos. Ahorita mismo la pelo y se la preparo.
Esa misma tarde, al regresar del campo, el joven fue rápidamente a buscar a su amada porque deseaba abrazarla, pero no la encontró. Busco incansablemente por todos los rincones y no la hallo. Que triste se puso.
Llegaba la hora de cenar la abuela le sirvió su comida al nieto. El joven empezó a comer pero inesperadamente se le ocurrió preguntar:
-Abuela ¿Qué carne es esta?
-Mi querido nieto, es de la perdiz que has traído. Con esa carne he cocinado. Esta bien sabroso ¿verdad? -respondió la anciana.
Presintiendo algo malo, el joven pensó en su novia. En ese humano los huesos de la perdiz empezaron a gritar.
-¡Oh! tu me has hecho matar con tu abuela. Tu no eres un ser humano. Un maldito diablo serás.
Al escuchar la voz de su novia el joven rompió a llorar desconsoladamente mientras iba recogiendo los huesos colocándolos delicadamente en su bolsa.
Algunas veces los huesos se lamentaban:
-Tu me hiciste matar. Ahora ya ni te acuerdas de mi, maldito humano , no me tienes ningún amor.
Para recordar a su amada el joven se le ocurrió hacer una flauta con sus huesos. Según cuentan, pocas veces se ha escuchado sonidos mas hermosos que los que salían de ese instrumento.
La gente dice que desde la muerte de la joven los pájaros lloran maldiciendo a los que maltratan a sus crías. Por eso no debemos molestarles ya que podríamos ser victimas de una desgracia.
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