
Uno de estos secuestros relatan los piros de la siguiente manera: Un día, cierto matrimonio piro salió al monte y dejaron al niño primogénito, de dos años, solo en la casa. Llego la uimba, lo acaricio, le entrego una frutas y se o puso sobre sus espaldas. El niño lloraba amargamente y llamada a su padre . La umba le consolaba y le mecía, diciéndole: "pfu...pfu...pfu no llores". Pero el niño no se consolaba, pues conocía por los relatos de sus padres la existencia de estos duendes que robaban los niños.
Cuando los padres regresaron del monte encontraron a la auimba que llevaba a su hijo. El niño, al ver a su padre, lloraba y gritaba, diciéndole: "Papapapa". Lo consolaba y le decía: "No llores hijo; no llores"
El piro disparo una flecha contra la uimba y le hirió debajo del brazo. La uimba salto y echo la mano a la flecha para sacarla de la carne, y dijo: "una avispa e pico". La uimba dejo al niño y corrió al interior de la selva. El piro rescato a su hijo.