
Dicho y hecho. Abrí la puerta y me escondí detrás de ella. Zigazagueo un relámpago, el cual, como una bola, entro en el interior de mivivienda, llenandola de luz, y yo mas rápido que el, antes de que reviente el trueno, cerré la puerta con violencia, y lo aprisione. Y este, veli, no era solo vivo resplandor sino también candela. Entonces, sirviéndome de el, encendí mi lamapar de granos blancos de higuerilla y, también, la leña seca de chochoca y toste un poco de maíz, y merende tranquilo, alumbrao, como un rey, por el relámpago, cautivo, mientras que ajuera, el aguaceral, los bentarrones, los aúllos, las expresiones de repuntes y avenidas, los pelampagos y los truenos seguian el hilo.
Cuando acaba de merendar, abrí dasdas la puerta, y el relámpago se marcha de golpe, mas presto que un soplo, y entonces sentí bien claro que se juntaba con sus compañeros entre las sombras. Ahí mismo, luego de persignarme, de rezar mis oraciones al Patron San Mateo milagroso y de apagar mi lampara, me eche en la cama. Y me pareció que la tempestad era una serenata que la tierra y el cielo de Cosiete daban en homenaje a Lino León.