
Sus familiares preocupados por su prolongada ausencia comenzaron a buscarla afanosamente, preguntando por ella en diversos sitios y, cuando ya habían visto llorando de noche en la laguna de Chamis. Los parientes se constituyeron al indicado lugar y después de esperar por algunas noches, en una de ellas de luna llena, escucharon el llanto y dirigiéndose al lugar de su procedencia encontraron a la desaparecida media enajenada, sentada a la orilla de la laguna llorando muy tristemente.
Por la fuerza la condujeron a su domicilio, en donde le hicieron santiguar por un curioso, después de la cual recobro su lucidez pudiendo contarles que el duende la había conducido desde Chontapaccha hasta la laguna, a través de un túnel que comunica ambos lugares. Al poco tiempo la mujer cayo enferma y sin que nada pudieran los brujos, murió finalmente.