Esos blancos mucho hicieron trabajar a los indios. En cambio, del ingaray no se oye que el haya hecho trabajar así a la fuerza. Solamente los españoles nos exigían tantos trabajos. Por eso los runas, enojados, huían o desaparecían.

De un momento a otro, aparecieron los blancos así para abrigarnos a trabajar para ellos. Teníamos que llevar nuestros trabajos hasta Kiru, pero allí no nos pagaban nada. Exigían dicen cien kilos de pita a cada persona... Antes la gente de la selva vivía libre, trabajando solo según sus necesidades. De pronto todo había cambiado.
Esos patrones esperaban, en Kitu, a que la gente llevase sus trabajos. Pero la gente no aparecía. Entonces mandaron un empleado a buscarlos. Cuando este ya iba a llegar a las casas de los runas, estas, sumergieron todas dentro del agua. Solo los carbones quedaban humeando fuera. En la parte donde se hubiera quedado una cocha. A si perdió la gente.
Se fue corriendo al otro grupo. Estaba por llegar cuando la gente se volvió marona. Y en ese maromal tan tupido el empleado no podía caminar. Asi se perdio la gente.
Mas lejos, cuando llegaba a una casa, los runas se hicieron bejucos llenos de espina. Ahi el blanco lloro porque ya no tenia a quien mandara.