Había un joven tawakuyu, era un brujo poderoso. Repetía a su mama.
-¡A ver que se tope conmigo ese Supay!
Pero su mama le aconsejaba:-Tampoco tu vas a poder dominarlo y te matara. Mejor te quedas tranquilo.

-Y ahora ¿Que te hago?
-¡Junta leña! - contesto el yachak. Sin demorar el espíritu junto un montón de leña:- Y ahora ¿Qué falta?
-¡Leña de pona falta!- dijo el joven. Ahí el supay tardo mas. El brujo aprovecho ese tiempo para librarse, busco un palo podrido, que puso en su lugar en el paquete de hojas. Y el se subió arriba el árbol, llevando una makama en la mano.
Regreso el espiritu con leña de pona. En seguida ¡Tash! frotándose las uñas saco fuego y con eso prendió la candela ¡hiri! ¡hiri! metió mas leña. En medio de los carbones puso el envuelto. Ahí si que aso... el palo podrido...¡chili li li li! bien se aso. Entonces el supay saco su bulto de la candela, lo exprimió con la mano ¡putiu! se quemo ?ah ! ¡chuchuchu!.
En ese rato ¡jan! el joven salió abajo y, con la makana, ¡tah! ¡tah! ¡tah! le golpeo y lo boto en su candela misma, ahi se hizo ceniza...
Contento y riendo regreso el joven a su casa. Su mama le pregunto:
- Vienes muy tarde ¿Que has hecho?
-Porque soy hombre regreso vivo, mamita. Así se salva el macho. ¡A ese supay le he matado! Ahora no vendrá a comer gente. ¡Tranquilos vamos a vivir!- dijo ese yachak poderoso.