El chullachaqui

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Las muchachas iban pescando a lo largo del riachuelo. Cumbaza. Al atardecer, una de ellas interno en la selva, tal fue su entusiasmo al encontrar un camino bello y amplio, que siguió avanzando, pero a medida que continuaba, se iba angostando el sendero y enmarañadas espinas le impedían ver el horizonte. En estas circunstancia, se le presento un caballero cojo, pero bien vestido y muy atentamente le invito a continuar el viaje. La joven, fuera de su, le siguió, y al recobrar su conciencia se dio cuenta que se encontraba dentro de una cueva oscura, allí vivió por espacio de ocho días.

Sus compañera, desesperada y cansada de llamarla, regreso al pueblo, dio cuenta de lo sucedido a los padres de la joven y ellos, igual que todos los vecinos del pueblo, aseguraban que el chullachaqui la había robado.

Por suerte en esos momentos, pasaba por allí un fraile misionero montado en su caballo, con dirección a un pueblo cercano y todos le suplicaron que bendijera esos caminos y cerros. Después de la bendición, con gran sorpresa para todos, la joven desaparecida salió de la selva, cubierta de hojas y vomitando un liquido verdoso.

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