Luli iba diariamente a cuidar la chacra. Una de esas noches cayo una granizada feroz. En l choza hacia un frio tan intenso que no lo dejaba dormir y como a la media noche escucho una voz que le llamaba.
-Luli, Luli, alojarme.
Un poco temeroso se acerco a la puerta y vio que quien lo llamaba así, era una hermosa muchacha vestida con pollera blanca. Una manta cubría desde la cabeza a los pies resaltando sus extraños ojos grandes y redondos, que les brillaban como un par de lamparas. El cuerpo y la piel de la joven eran tan suaves como los pétalos de las flores que abundan en la colla y tenia un deliciosos aroma a agua fresca y flores silvestres. Luli se enamoro al instante de la muchacha y la hizo pasar.
Luli y la extraña joven K´awlilla que así se llamaba, pasaron juntos aquella noche. El muchacho se sentía el ser mas dichoso de la tierra por haber conocido a tan hermosa mujer.
Desde aquella vez, noche tras noche, K'awlilla visitaba la choza de Luli y siempre se despedía antes del amanecer.
Las únicas veces que venia de día cuando caía la lluvia. Conforme pasaba el tiempo el joven reparo mas en la muchacha y un día, observándoles las manos, noto que se parecía a las ramas de un árbol. Asimismo descubrió que la manta amarillenta que la cubría desde la cabeza era piel de su espalda.
Lleno de curiosidad, pero prudente. Luli no hizo el menor comentario y mas bien espero silenciosamente a que amaneciera para examinar a su amada a la luz del día. Cuando K'awlilla quiso partir el muchacho la sujeto de la mano y la impidió salir. La joven estaba desesperada y gritaba"Kaw","kaw" cuando de pronto se convirtió en una enorme sapa a la que Luli jaloneaba de una pata, solo entonces le dejo parir.
Pasado el susto. Luli regreso entristecido a su casa y no dijo nada a sus padres de la aparición de la extraña joven y de su asombrosa transformación. Solo pidió que le dispensaran de ir a cuidar ala chacra.
Luego de algún tiempo, la madre de Luli decidió ir a la chacra para revisar la choza y ver las cosas de su hijo. Cuando estaba aseando la cama, entre los cobijas encontró una enorme y feo sapo. El susto le hizo exclamar.
-¡Maldito sapo! ¿Qué haces en la cama de mi hijo?, ¿Acaso chupándole la sangre?. Enseguida con un palito de quinua lo echo afuera y tomando una gran piedra entre sus manos lo arrojo contra la cabeza del sapo, que aunque malherido, logro escapar ocultándose en un agujero.
Aquel mismo día por la tarde. Luli dejo atrás sus temores y regreso a la choza para cuidar la tierra de su padre. Allí le esperaba K´awlilla con el rostro completamente desfigurado y en la cabeza llevaba amarrado un atado de hierbas. Llorando, la joven K´awlilla dijo:
-Fíjate lo que me ha hecho tu madre. Esa tu maldita madre con una piedra aplasto mi hermosa cabeza y casi me mata. Pero lo que hizo tu madre no se quedara así, porque yo tengo millares de hermanos y hermanas a quienes avisare para que castiguen su maldad.
Espantado con aquella amenaza. Luli decidió no volver nunca a la choza, pero tampoco contó a nadie lo sucedido.
Paso mucho tiempo y sucedió que el muchacho se vio forzado a ir a la chacra a ahuyentar unas llamas que estaban haciendo daño a los cultivos.
Sus padres lo siguieron e incrédulos observaban lo que su hijo comenzó a hacer, pues en lugar de arrear las llamas saco su látigo y dando vueltas en círculos latigueaba al suelo, como quien se defiende de los perros cuando atacan. Ellos creían que su hijo estaba jugando, hasta que lo vieron caer. Presurosos corrieron a ver que estaba pasando y al llegar junto a su hijo lo encontraron agonizado. A su alrededor había millares de sapos destrozados y otros que habían conseguido envenenarlo, se retiraban en silencio.
Esos millares de sapos eran los hermanos y hermanas de K´awlilla que se había vengado así de la madre de Luli. El joven, antes de morir, dijo a su madre que ella era la responsable de su sufrimiento y le contesto sus amoríos con la sapa K´awlilla.
Todos los sapos que mato Luli fueron quemados y dicen que desde ese día ya nunca han caído granizadas en aquel lugar.
Por eso algunos pueblos cuando viene la granizada queman sapos vivos para que cambie de rumbo o desaparezca..