¿Dónde está la leña? –pregunto la mujer al marido- y unos de
los hijitos que tenían, el varoncito, incorporándose en su cahuito de hambre se
dispone a buscarla. Como momentos antes de que se decidieran tostar la cancha
los padres hicieron dormir a sus hijos para poder cenar algo a los tres días de
que no habían nada, se incomodaron por la intervención del soquete, pero como
ya no podían hacerlo dormir lo dejaron a condición de que no hiciera bulla.
Pregunta por el tiesto para calentarlo y oyen con sorpresa que la niña
exclamaba ¡Cataqui Mama! Era pues imposible comer a solas y entre todos a nadie
le haría provecho, por lo que juzgaron preferible deshacerse de los niños.
Tornanse inhumanos, la bestia famélica coge a los hijos , donde los abandona a
todos, para que se mueran, a la vez de
HUAÑUCUYI ¡Muérete! Terrible voz que pertuvo la calma al repetirse veinte veces
por el eco.
La muerte se hacia inminente. La niña desesperada gemía
¡Achicao mama! ¡Achicao mama! Y el niño que hacia esfuerzos por desatarse y se
lastimaba decía ¡Ananao! ¡Ananau!. Estos gritos escuchados por el cóndor el
movieron a compasión que descendió y después de averiguar la causa de tal
estado les puso en libertad ofreciéndoles saciar su hambre si seguían sus
consejos. En ese momento paso una pichiuchanca llevando en el pico una flor de
papa. Sigan a esa Pichiusa-les dijo- y hallaran comida. Pero los niños que no
interpretaron bien el consejo fueron detrás del gorriony en vez de acercarse a
los sembrados se alejaron de ellos ; caminaron todo el día hasta que al fin se
detuvieron ya aniquilados por el hambre y el cansancio, en medio de un espeso
bosque, donde quedaron dormidos. Al despertarse en medio de la oscuridad vieron
una luz a lo lejos a la que se dirigieron resueltos. La dueña de casa era una
viejita shutulunga y la catusa, salió recibirlos cariñosamente : -Pasen niños.-
Les daré alojamiento- esta es su casa- no tengan miedo, después de lo cual les
dio unas papas frías que devoraron con gran videz. Cuando hubieron terminado
les dijo: Tu (al varoncito) dormirás conmigo en el altillo y tu(a la niña)
afuera en el corredor; y así fue. A poco rato de haberse acostado la vieja, oye
la niña que su hermanito se quejaba y preguntaba a la vieja que es lo que le
estaba haciendo a lo que le respondio – le estoy despiojando. Tu ni eso le has
hecho, seguramente por ello te habrá botado tu padre, por ierda
¡Chinitamacienca! Y todo en voz de alterada que la niña no tuvo que responder.
Se ahogo en sollozos y cada vez que intentaba quedarse dormida era despertada
por la voz de ¡AKash! ¡Akaashhh! ¡Acachao! Que su hermanito exhalaba cada vez mas débil. El temor lo contuvo y
al final de todo quedo mudo, le pregunto por su hermanito y esta le respondió
con voz de ogro,-El no es mal gracia como tu, ya quisiera ser shaquia como el ,
que saber hacerse querer, ya se fue tempranito por leña y no tardara en
regresa.- Si quieres comer –agrego- cocina estas papas y le entrego un runco de
collota, que por mas que la hizo hervir, como es natural, no cocinaron. ¡Come!
Dijole la vieja.- No puedo porque son piedras. No, que van a ser piedras, son
papitas primerizas y aunque algunas están poquito llogtas las otras son
arenosas, y diciendo, comió de las piedras con gran sorpresa de la muchacha.
Después de la diabólica cena le dijo: Anda al puquio y trae
agua en esa canasta; refunfuño la niña viendo lo imposible del mandato y
contesto- no puedo traer agua en esa cereta.-Enfurecida la vieja quiso darle
una lección y se fue al puquio, no sin antes dar a la muchacha orden de
inmovilidad y encargar al yukish y a las boggias para que la avisaran por si la
Traga-mote no cumplía sus órdenes. Mas, en lugar de ser asi la gran cantidad de
animales que rodeaban la casa, que debilitados por el hambre en especial, las
culebras, aves, sapos, no habían dado muestras de vida empezaron a hablar y
dijieron a la huésped: No creas que tu hermano haya ido por leña, esa vieja es
LA ACHCAY y se los come a todos los que llegan a su casa, ahora mismo tu
hermano esta hirviendo en una olla sobre la bicharra. Sácalo de allí, pon sus
restos en esa manta y huye por el camino que te conducirá pronto a sitios
donde hay socorro.
No se dejo repetir el mandato y no obstante el temor y sus
cortos años huyo, dando gracias a los animales que se quedaron festejando con
danzas macabras la mala pasada que juzgaban a su peor dueña, lo que, cuando la
niña se perdió de vista, pasaron la voz a la Achcay. Presa de furia tiro la
canasta y regreso cayendo y levantando entre las shatas de que estaba el
chaquinan. Al no encontrarla crecio su enojo: Ah! ¡Rapracha canalla! Con que te
ha escapado. Ahora veras como me como atu hermano. ¡Ya me la pagaras! Y se puso
a rastrear para ver por donde se había ido, y encontró que seguía el camino que
a ella le estaba prohibido so pena de perder sus maléficos. Sin embargo corrió
a campo travieso y después de larga fatiga diviso a su perseguida, que
totalmente cansada seguía caminando con su carga a cuestas. Un venado que vivía
en aquellas regiones y que había visto la persecución le aconsejo: No digas niña
que la Achcay te alcanzara, quédate y descansa que yo te defenderé. A poco de
sentarse la niña llego la bruja, desgarrada de dolor y dijo al venado que le
hiciera el bien de entregarle a su hija amadísima que se le estaba huyendo.
Comprendiendo la farsa del venado, diole tal torpetazo que la derribo semimuerta. Muy agradecida la niña
continuo su camino. Pero la vieja recobro también sus fuerzas y continuo la
persecución, larga y fatidosa, ya iba a alcanzarla a su victima otra vez; la
suerte hizo que llegara la niña a la cueva del Añas y sin suplica la escondió.
Lego la bruja envalentonada. Tocosh-añas dame a mi hija, para que la
escondes.-TOCOSH no? So vieja Achcay! ¡Ranguia! Y orinando en su cola sacudió
sobre los ojos de la vieja hasta cegarlos. Aprovechando de esto la niña
continuo su carrera, mientras la endemoniada perseguidora por medio de sus
artes demoniacos recobraba la vista y veloz como al principio tenia ya cerca y
definitiva se venganza. El cóndor que había contemplado la obstinación de la
Achcay descendió en el preciso momento en que iba a coger a ala niña y de un
aletazo derribo a la vieja después le saco sus sipchis. Siguió la rendida
heroína hasta alcanzar la cumbre; había allí una cruz a la que postrándose la
adoro, imploro su auxilio y en ese momento cayo una cadena del cielo, ala que
amarrándose la niña fue suspendida poco a poco. Mientras tanto la Achcay había
hecho dos bolas de barro y guechegas que se puso en las orbitas y volvió a ver,
llego hasta la cruz, pidió otra cadena u le cayó una soga, se ató a ella y también
empezó a ascender.
Niña y Achcay subían al cielo cuando un pericote empezó a
roer la soga-zajamuqui-ucush-No cahques mi soga.-Calla Achcay, yo estoy
comiendo el pan que me ha dado taita Dios; y pese a las malayas de la vieja
siguió comiendo hasta que a un gran altura la trozo.
Cayo la Achcay dando maldiciones: ¡Que mis brazos se
transformen en gigantones, mis pelos en huallancas, me pellejo en pencas y mis
dientes en pato-aasha! ¡Que toda mi sangre haga crecer espinas! Cayo a las
pañolerias y según se deseo sembrado el terreno de espinas en todas
direcciones.
Por lo que toca a la niña, llego al cielo donde los
angelitos unieron los restos del difunto y Dios les infundio su deseo sembrado
el terreno de espinas en todas direcciones
Por lo que a la niña, llego al cielo, donde los ángeles
reunieron los restos del difundo y Dios infundio la vida, que colmo nos de
alegría sima y decidieron quedarse a vivir en el cielo.
"Y así te lo cuento shay que nos dirán por ahí esos taurigaray"