Achcay

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En una lejana estancia vivía una familia al calor de la chuclla y del cariño de preocuparse más de sus sementeras. El hambre que azotaba aquellas regiones llego hasta ella, pues la rancha no dejo madurar el fruto. En  adelante ninguno pudo hacer su gormay como antes, tuvieron que comer menos que de costumbre las angaras fueron vaciándose más y más de almuerzo en almuerzo  y al final, el día en que empieza el cuento, solo les quedaba la última mazorca de maíz pakcho; la pirgua sagrada, tabú hasta este momento en que pudo más la fuerza del hambre que el hambre del culto, de que estaban como hasta ahora poseídos. Y en medio del más profundo silencio, después de haber meditado largo y de habérseles hecho chapa la catipa decidieron tostarla.

¿Dónde está la leña? –pregunto la mujer al marido- y unos de los hijitos que tenían, el varoncito, incorporándose en su cahuito de hambre se dispone a buscarla. Como momentos antes de que se decidieran tostar la cancha los padres hicieron dormir a sus hijos para poder cenar algo a los tres días de que no habían nada, se incomodaron por la intervención del soquete, pero como ya no podían hacerlo dormir lo dejaron a condición de que no hiciera bulla. Pregunta por el tiesto para calentarlo y oyen con sorpresa que la niña exclamaba ¡Cataqui Mama! Era pues imposible comer a solas y entre todos a nadie le haría provecho, por lo que juzgaron preferible deshacerse de los niños. Tornanse inhumanos, la bestia famélica coge a los hijos , donde los abandona a todos, para que se mueran, a la vez  de HUAÑUCUYI ¡Muérete! Terrible voz que pertuvo la calma al repetirse veinte veces por el eco.

AchcayLa muerte se hacia inminente. La niña desesperada gemía ¡Achicao mama! ¡Achicao mama! Y el niño que hacia esfuerzos por desatarse y se lastimaba decía ¡Ananao! ¡Ananau!. Estos gritos escuchados por el cóndor el movieron a compasión que descendió y después de averiguar la causa de tal estado les puso en libertad ofreciéndoles saciar su hambre si seguían sus consejos. En ese momento paso una pichiuchanca llevando en el pico una flor de papa. Sigan a esa Pichiusa-les dijo- y hallaran comida. Pero los niños que no interpretaron bien el consejo fueron detrás del gorriony en vez de acercarse a los sembrados se alejaron de ellos ; caminaron todo el día hasta que al fin se detuvieron ya aniquilados por el hambre y el cansancio, en medio de un espeso bosque, donde quedaron dormidos. Al despertarse en medio de la oscuridad vieron una luz a lo lejos a la que se dirigieron resueltos. La dueña de casa era una viejita shutulunga y la catusa, salió recibirlos cariñosamente : -Pasen niños.- Les daré alojamiento- esta es su casa- no tengan miedo, después de lo cual les dio unas papas frías que devoraron con gran videz. Cuando hubieron terminado les dijo: Tu (al varoncito) dormirás conmigo en el altillo y tu(a la niña) afuera en el corredor; y así fue. A poco rato de haberse acostado la vieja, oye la niña que su hermanito se quejaba y preguntaba a la vieja que es lo que le estaba haciendo a lo que le respondio – le estoy despiojando. Tu ni eso le has hecho, seguramente por ello te habrá botado tu padre, por ierda ¡Chinitamacienca! Y todo en voz de alterada que la niña no tuvo que responder. Se ahogo en sollozos y cada vez que intentaba quedarse dormida era despertada por la voz de ¡AKash! ¡Akaashhh! ¡Acachao! Que su hermanito exhalaba cada vez mas débil. El temor lo contuvo y al final de todo quedo mudo, le pregunto por su hermanito y esta le respondió con voz de ogro,-El no es mal gracia como tu, ya quisiera ser shaquia como el , que saber hacerse querer, ya se fue tempranito por leña y no tardara en regresa.- Si quieres comer –agrego- cocina estas papas y le entrego un runco de collota, que por mas que la hizo hervir, como es natural, no cocinaron. ¡Come! Dijole la vieja.- No puedo porque son piedras. No, que van a ser piedras, son papitas primerizas y aunque algunas están poquito llogtas las otras son arenosas, y diciendo, comió de las piedras con gran sorpresa de la muchacha.

Después de la diabólica cena le dijo: Anda al puquio y trae agua en esa canasta; refunfuño la niña viendo lo imposible del mandato y contesto- no puedo traer agua en esa cereta.-Enfurecida la vieja quiso darle una lección y se fue al puquio, no sin antes dar a la muchacha orden de inmovilidad y encargar al yukish y a las boggias para que la avisaran por si la Traga-mote no cumplía sus órdenes. Mas, en lugar de ser asi la gran cantidad de animales que rodeaban la casa, que debilitados por el hambre en especial, las culebras, aves, sapos, no habían dado muestras de vida empezaron a hablar y dijieron a la huésped: No creas que tu hermano haya ido por leña, esa vieja es LA ACHCAY y se los come a todos los que llegan a su casa, ahora mismo tu hermano esta hirviendo en una olla sobre la bicharra. Sácalo de allí, pon sus restos en esa manta y huye por el camino que te conducirá pronto a sitios donde hay socorro.

No se dejo repetir el mandato y no obstante el temor y sus cortos años huyo, dando gracias a los animales que se quedaron festejando con danzas macabras la mala pasada que juzgaban a su peor dueña, lo que, cuando la niña se perdió de vista, pasaron la voz a la Achcay. Presa de furia tiro la canasta y regreso cayendo y levantando entre las shatas de que estaba el chaquinan. Al no encontrarla crecio su enojo: Ah! ¡Rapracha canalla! Con que te ha escapado. Ahora veras como me como atu hermano. ¡Ya me la pagaras! Y se puso a rastrear para ver por donde se había ido, y encontró que seguía el camino que a ella le estaba prohibido so pena de perder sus maléficos. Sin embargo corrió a campo travieso y después de larga fatiga diviso a su perseguida, que totalmente cansada seguía caminando con su carga a cuestas. Un venado que vivía en aquellas regiones y que había visto la persecución le aconsejo: No digas niña que la Achcay te alcanzara, quédate y descansa que yo te defenderé. A poco de sentarse la niña llego la bruja, desgarrada de dolor y dijo al venado que le hiciera el bien de entregarle a su hija amadísima que se le estaba huyendo. Comprendiendo la farsa del venado, diole tal torpetazo que la  derribo semimuerta. Muy agradecida la niña continuo su camino. Pero la vieja recobro también sus fuerzas y continuo la persecución, larga y fatidosa, ya iba a alcanzarla a su victima otra vez; la suerte hizo que llegara la niña a la cueva del Añas y sin suplica la escondió. Lego la bruja envalentonada. Tocosh-añas dame a mi hija, para que la escondes.-TOCOSH no? So vieja Achcay! ¡Ranguia! Y orinando en su cola sacudió sobre los ojos de la vieja hasta cegarlos. Aprovechando de esto la niña continuo su carrera, mientras la endemoniada perseguidora por medio de sus artes demoniacos recobraba la vista y veloz como al principio tenia ya cerca y definitiva se venganza. El cóndor que había contemplado la obstinación de la Achcay descendió en el preciso momento en que iba a coger a ala niña y de un aletazo derribo a la vieja después le saco sus sipchis. Siguió la rendida heroína hasta alcanzar la cumbre; había allí una cruz a la que postrándose la adoro, imploro su auxilio y en ese momento cayo una cadena del cielo, ala que amarrándose la niña fue suspendida poco a poco. Mientras tanto la Achcay había hecho dos bolas de barro y guechegas que se puso en las orbitas y volvió a ver, llego hasta la cruz, pidió otra cadena u le cayó una soga, se ató a ella y también empezó a ascender.
Niña y Achcay subían al cielo cuando un pericote empezó a roer la soga-zajamuqui-ucush-No cahques mi soga.-Calla Achcay, yo estoy comiendo el pan que me ha dado taita Dios; y pese a las malayas de la vieja siguió comiendo hasta que a un gran altura la trozo.

Cayo la Achcay dando maldiciones: ¡Que mis brazos se transformen en gigantones, mis pelos en huallancas, me pellejo en pencas y mis dientes en pato-aasha! ¡Que toda mi sangre haga crecer espinas! Cayo a las pañolerias y según se deseo sembrado el terreno de espinas en todas direcciones.
Por lo que toca a la niña, llego al cielo donde los angelitos unieron los restos del difunto y Dios les infundio su deseo sembrado el terreno de espinas en todas direcciones

Por lo que a la niña, llego al cielo, donde los ángeles reunieron los restos del difundo y Dios infundio la vida, que colmo nos de alegría sima y decidieron quedarse a vivir en el cielo.

"Y así te lo cuento shay que nos dirán por ahí esos taurigaray"


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