El Mito del Arco Iris

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Antes de que viniera el Inca Pachacútec a estos lugares, este pueblo de Huanta era un lugar silvestre lleno de bosques. En esta época remota existía aquí una laguna inmensa. En las orillas de esta laguna vivían unos gigantes largos y grandes. Se llamaban Huillca y no le tenían miedo a nadie, aunque pocos eran poderosos. Se alimentaban de arcilla y agua salada. El padre y jefe de ellos se llamaban Turuncana

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Dicen que un día Turuncana reunió a los Huillca y les hablo así “En este momento una mujer muy hermosa llamada Chirapa (Arco Iris) acaba de buscarme, vestida con toda la clase de hilos de tejer, y me ha dicho: “Te busco porque estoy huyendo de mi enemigo Mancharu. A ti, porque te quiero, te pido que me des refugio”.

 

Luego, cuando a ella le alcance mi mano, me dijo: “Todavía no me agarres”


Cuando estaba por acercarme a ella: -Todavía no te muevas- me dijo-. Y cuando le hable -Todavía no me hables .me dijo-. Mancharu podría oírnos.


Es cierto que Mancharu está siguiendo las huellas de esta joven, por eso, cuando alguien pregunte por ella hay que decir que haciéndole extraviar: “Esta amarrada, está hechizada”.

 

Ella es la que da noticias de Mancharu. Dice que es un mono negro, de cabeza horrible, se parece a la nube, se parece al rio. Camina como el inmenso: ¡Bunrururun!. Sus ojos relampaguean hasta arder. Es muy colérico. Su boca tiene una espuma venenosa. No hay que dejarse sorprender por el durmiendo. Con su lengua disuelve, la carcome de todo. A quien se duerme lo desuella, lo empapa todo.


Diciéndome esas cosas Chirapa se acercó a mí, luego se ocultó en mis manos convirtiéndose en un ovillo pequeño. “Nosotros vamos a esperar pues a Mancharu, Vamos a extraviarlo en su camino, y si no en nuestra laguna vamos a hacerlo padecer, vamos a ahogarlo. Vigilen todo, mirando bien, escuchando todos ustedes. Si este enemigo me encuentra solo y me vence, ustedes también pueden ser exterminados”. Así hablo Turuncana mirando a un lado y a otro.


Mientras hablaba, el Gran Huiracocha ya a había dispuesto lo que había de suceder, y entonces, el temor de Turuncana de esa manera se hizo realidad.


Turuncana, de todas maneras, durante el mes que transcurrió de día y de noche, se mantuvo despierto esperando a Mancharu, y cuando no llegaba el ni nadie, sus ojos parpadearon un solo instante. En ese parpadeo Mancharu llego y agarrándole del cuello lo hizo pedazos y arrojo su cuerpo muy lejos. En el momento en que lo agarro del cuerpo, el agua de la laguna toda se vacío; allí mismo los Huillcas, en los lugares donde se encontraban, se sentaron para no moverse más, y es por eso que, hasta hoy en día, se encuentra en donde los vemos: Uyu Huillca, Allcu Huillca. Pihja Huillca, Mayhua Huillca; así se llaman los cerros que están en esos lugares.


Y el olvido de Chirapa, cayéndose de las manos de Turuncana, reboto aquí y allá huyendo como algo que estuviera haciendo un puente. Desde entonces hasta ahora, va moviéndose sin cesar de manantial en manantial, de laguna en laguna, de cerro en cerro, levantando un puente. Desde esa época también, Mancharu, esta subiendo hacia la selva persiguiendo a Chirapa.




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