Los Sillones eran hacendados de odas las tierras del Guayabal y sus alrededores. La discriminación racial era fuerte. No se podía tratar de igual a la gente. Un día el hijo del patrón trajo como invitado a uno de los Pardos hacendados también pero de otras provincias. Pardo era un desalmado que una vez de visita donde los Sillones convenció a estos una carrera entre sus perros frente a dos de sus mejores esclavos. Pardos y Sillones hicieron las apuestas. Los Pardo trajeron a sus perros y los Sillones a dos jóvenes negros de buena contextura. La carrera se inicio a la vista de otros esclavos que empezaron a quejarse y a llorar por el destino de sus hermanos pues sabían de la fama de perros sanguinarios que tenían los Pardos. Los hacendados y sus mujeres estaban en una fiesta por la apuesta. Les dijeron a los negros que no se hicieran ninguna herida porque los perros frente a la sangre se volvían mas
sanguinarios. Los negros sin decir nada comenzaron a correr. Los perros estaban sujetados por su dueño calculando cierta ventaja soltaron a los perros que amaestrados comenzaron a correr tras los esclavos. Los negros en su loca carrera trataban de esconderse pero los perros los olían y tenían que seguir corriendo, Las chacras fueron cruzadas y velocidad mas el cansancio y el temor habían hecho que estos en su loca carrera se rasgaran la piel, las manos, los pies que regaban mucha sangre los perros alocados se abalanzaron a un negro que ya no podía correr y lo destrozaron. El otro seguía escondiéndose. Los Pardo y los Sillones montados en sus caballos seguían la carrera y vieron como los perros devoraban al negro y lejos de sentir compasión dijeron pobre desgraciado y siguieron para ver el final del otro esclavo. Al igual que el otro fue alcanzado por los perros y le destrozaron todo el cuerpo. Los hacendados llegaron al lugar y solo encontraron un cuerpo destrozado pero que aun conservada sus ojos que miraban con odio. Uno de los hacendados fue a sacarle los ojos que miraban con odio. Uno de los hacendados fue a sacarles los ojos con un cuchillo. Se bajo del caballo pidió un cuchillo a un esclavo que los había acompañado, le quito los ojos y los tiro al suelo, al ver esto, el esclavo en un arranque de furia con el mismo cuchillo lo asesino. El otro hacendado tomando su pistola lo mato al instante. La fiesta de la apuesta se convirtió en desgracia. Poco tiempo después se dio la rebelión de los esclavos, dicen que fueron los ojos de rencor del joven negro quien siguió esta rebelión de esclavos en esta zona de chincha ante abuso de los hacendados.
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