
Solito se crio muy malo el enano. Subía el ichic-ollgo por la quebradas y se orinaba donde nace el rio, el agua bajaba turbia y haciendo ruido, arrasando las huerras llenas de frutos. Como le gustaba la chicha, los campesinos para complacerlo, al servir, derramaban de intento un poco y decían "quizá tenga sed el pobrecito ichic-ollgo".
Algunas veces, hasta ahora se convierte en loco. Relucientes los cuernos, el hocito humeante y los ojos brilladores. "Gachatoros" lo llaman, que quiere decir "toro de la laguna", porque se mete entre los pantanos y hozando, con las pezuñas escarba el lodo, destroza los juncales y rompe la verde maraña de huaailla, la yerba de la laguna, hasta abrir un gran boquete por donde se escapa el agua y el barro del charco. Por el mismo cauce de la quebrada el gocha-toro baja dando brincos a voces invita a los cerros a desprenderse y así todos vienen derrumbado pendientes abajo, aguas, rocas y lodo. ¡Es el huaico!, gritan los cholos.
Cuando algún borracho bebio mas de la cuenta y regresa cantando a su casa, el ichic-ollgo lo espera escondido entre las retamas del camino y comienza a gritarle "apallinai, apallinai", que quiere decir; cárgame, cárgame! Como es chico y esta tiritando de frio, el borracho lo levanta, mas el enano es muy pesado, casi como de fierro. A la alborada se transforma en gavilán y pica los ojos, las orejas y la nariz relucientes y roja de los borrachines.
Así es el ichic-ollgo. Va por los cerros y las quebradas, durmiente en los machaes, tocando su flauta y su caja para asustar a las vacas y a los gorriones.