Leyenda del Agua constante y El Amor Eterno

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Casi en el despoblado de Olmos a un lugar del mismos lugar y en el mismo y en la que antiguamente fue el pueblo de Copis, refundido junto con el Santovelico en aquel pueblo de Olmos, cuyas viejas paredes aun se ven, existen dos puquios, lagunas, jagueyes o manantiales, antiguamente llamados puquios de Copis y que llevan  actualmente los nombres de Filoque Grande y Filoque Chico, uno a poco distancia del otro, y de los cual mana agua constantemente, sin conocerse su origen ni saberse tampoco su proceddencia. Con esta agua son regadas algunas tierra cercanas y sirve,  especialmente para que se abreve al ganado de la comarca.

Los dos manantiales se encuentran en una extensa llanura, que es el propio despoblado, sin cerros o colinas que los circunden, brotando el agua espontáneamente del suelo, sin que hasta ahora haya disminuido su caudal.

Identifica la leyenda a estos manantiales como dos hijos de una misma madre, siendo Filoque Grande, el mayor y Filoque Chico. el menor, quienes a la muerte de aquella, siendo ellos tan amorosos no se cansaron de llorarla y fue tal su dolor que se les convirtió en lagrimas la vida entera. Como una prueba constante de dolor y como un manantial perpetuo de amor, por la muerte querida, que es en realidad, solamente, una eterna ausente, estarán ofreciendo el agua constante de su llanto en prueba de su amor puro y eterno, hasta que ella vuelva a la vida.

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