
De allí, pasando debajo de unos plátanos llamados "Supaipalanda" siguieron llevándole preso al tigre, sin que pudiera escaparse. Así llegaron hasta la orilla del mar. Se fueron a encerrarle a un cerro grande, los dejaron encerrados en una cueva, desde dentro del cerro y el tigre podía ver afuera solo con un ojo. A través de un huequito que había en la roca, se le veía mirando con un solo ojo.
Para siempre, hasta ahora esta encerrado allá.
Cuando lo encerraron, le botaron unos huesos bien secos, sin nada de carne, diciendo:-"¡Que no coma nada!".
Comiendo esos huesos y nada mas todavía esta encerrado a la orilla del mar.