La situación llego ya a un punto insostenible por la actitud orgullosa, prepotente y desdeñosa del enamorado que, sin hacer caso a los ruegos y la dignidad de sus enamoradas, se burlaban y las despreciaba constantemente. Un día todas las enamoradas, se pusieron se acuerdo para vengarse de tan despiadado proceder. Efectivamente una de las hermanas consiguió obtener una cita se su amante en una quebrada al paso se la gente. El joven queriendo pasar otro momento de amor con la muchacha acudió a la cita, pero ahí sorprendido no solamente encontró a la hermana que le cito sino a todas las enamoradas.
De inmediato las mujeres comenzaron a atacarlo ciegas de ira y de despecho, pegándole con palos piedras. Fue tanta la ira que en el castigo pusieron que, sin quererlo dieron muerte al infiel. Arrepentidas de su irreflexión proceder dieron parte el juez quien dispuso el encarcelamiento de todas ellas en una misma celda. Ahí tuvieron tiempo de reflexionar de su mal proceder y pedir perdón llorando amargamente.
Compadecida del sufrimiento y de su sincero arrepentimiento Dios les perdono, permitiendole que todas ellas salieron de la carcel convertidas en aves de blancos plumaje en el cuerpo y negro en las alas. Este es el origen de las garciles aves que se conocen con el nombre de "chinalindas".
Otra Versión:
Hace mucho tiempo había dos muchachas pastoras, una de treinta y dos y la otra de treinta y cinco y las dos convivían con su hermano que era menor, jugaban subiendo y bajando de un árbol, primero subían las mujeres y despumes el hombre.
Un día de esos, cuando las mujeres estaban cansadas de convivir con el hombre, lo hicieron subir primero al árbol y allí lo dejaron amarrado en lo alto del palo y las mujeres se escaparon. El hombre tenia un perrito que después de algún tiempo llego a la casa de la madre del muchacho y la condujo a donde estaba el hombre de quien solo encontraron huesitos. Entonces por indicaciones apresaron a las mujeres y las metieron a la cárcel y cuando ya las iban a "banquear" una persona de su amistadles dio las planta del atimore, a eso de las ocho de la mañana en un matecito de chicha, para hacerles colar. Entonces ellas dijeron que van a ese cóndor, que van a ser águila.
Ellas volaron al poyo de la cárcel y cuando abrieron la puerta salieron volando y llegaron a un rio en donde tomaron agua y de allí volaron hasta el cerro del Huilles, por la dirección de Porcon. Y cuando estaban descansando en que se dieran cuenta el cernicalo las emplumo y quedaron para siempre de chinalindas, pues de otra manera de hubieran vuelto mujeres.
