Por varios días el pastor encontró su choza siempre aseada y
compuesta. Entonces decidió saber quién era y se escondió. A poco, vio salir
del puquio una jovencita muy linda. Tenía el pelo húmedo y trenzada con esmero.
No era persona conocido ni el vestido propio del lugar. La muchacha después de
limpiar la choza se puso a preparar la comida del pastor. Entonces salió este
de su escondite y le pregunto quién era, Huarmi-puquio, dijo, que quiere decir
soy la fuente. Y se quedó a vivir con el pastor.
Desde que llego la Huarmi-puquio el ganado empezó a
prosperar, hasta las hembras más viejas parían. Los pastos crecían que daba
gusto y la choza del pastor estaba siempre limpia y nada faltaba. El pastor se
hizo arriero y viajaba de pueblo en pueblo vendiendo ganado, pero cada vez se
demoraba más y más en los viajes. A consecuencia de esto el pastor y la joven
riñeron.
Entonces la Huarmi-puquio se fue por el mismo camino por
donde había venido. Al llegar al borde del manantial dio un fuerte silbido y
ante la sorpresa del hombre todos los animales la siguieron y se perdieron con
ella en las aguas. El pastor quedo otra vez solo y pobre.
La Huarmi-puquio, se dice, vive en los puquiales, pero
también habita lagunas y ríos. De noche canta y su voz es muy clara. Sus
tonadas las recogen los tocachines que son los músicos populares.
Un pastor vivía en unas alturas, cerca de un puquial. Cierta vez al llegar a su choza, encontró en la cocina la comida, todo muy limpio y ordenado.
ResponderBorrarEl pastor tenía una hermana que trabajaba en el pueblo. Sera mi hermana, dijo y se alegró. Pero en la choza no había nadie n fuera tampoco.