La Cabra Amaltea

0
El robusto bebe fue vigorosamente nutrido con la cremosa leche de la amantísima cabra Amaltea y la miel de diligentes abejas del monte Ida que, quizá con la dulzura de su néctar, apaciguara en algo el natural carácter enérgico del niño. La cabra Amalica, animal lanudo y gigantesco por el que Zeus sentía especialmente afecto, resulto ser la compañera presilecta de los juegos infantiles del dios, quien correteaba dichoso por los campos, con la lamida y cariñosa compañera a su lado. Resulto que en cierta ocasión. Zeus, quien no conocía el poder de sus músculos, arranco sin querer uno de los cuernos de la cabra, obteniendo asi un preciado juguete que entrego a las ninfas, sus madrinas, para que ellos dotaran a esta Cornucopia o Cuerno de la Abundancia de frutos, de riquezas y de todo cuanto a ellas se les antojase.

Terminada la corta época de la infancia, llego para Zeus la hora de cumplir con su incluible destino. Vestido con una cota que lo hacia invulnerable, manufacturada con la piel de la ya difunta cabra Amaltea (la que mas tarde seria elevada a los cielos en la forma de la constelación de Capricornio), el poderoso Zeus emprendió el peligroso camino hacia la lejanía tierra de su padre, para disputarle el dominio del mundo. El joven señor llevaba en su morral un frasquito que contenía una pócima proporcionada por la diosa Metis, la Prudencia que tenia la propiedad de provocar insoportables trastornos a quien la bebiera.

Tal vez te interesen estas entradas

No hay comentarios